Como es tradicional luego de la Santa Misa presidida por el Padre Hernán González, el rezo del Santo Rosario, se sirvió chocolate con facturas, galletitas, pastafrola y bizcochuelo a los presentes, quienes también aportan con los dulces para la fiesta del santo protector de la peste.

Historia de San Roque

Reliquia recibido de herencia familiar, data de mas de 100 años en santo

San Roque es uno de los santos más reconocidos en la Iglesia Católica, venerado principalmente como protector contra la peste. Nacido en Montpellier, Francia, alrededor del año 1295, San Roque dedicó su vida al servicio de los enfermos y necesitados, mostrando una inquebrantable fe y amor hacia Dios y el prójimo.

De joven, San Roque renunció a sus bienes terrenales y emprendió una peregrinación hacia Roma. Durante su viaje, se topó con múltiples poblaciones azotadas por la peste. No temiendo a la enfermedad, San Roque asistió a los enfermos, curando a muchos de ellos con su oración y el signo de la cruz.

Fue precisamente durante esta misión de misericordia, que San Roque contrajo la enfermedad. Se retiró a un bosque aislado para no contaminar a otros, y allí fue alimentado por un perro que le llevaba pan todos los días. Este acto de bondad se considera un milagro divino, una muestra de la gran compasión de Dios.

Finalmente, tras recuperarse, San Roque fue encarcelado bajo la falsa acusación de ser un espía, debido a sus constantes presencias cerca de enfermas y moribundas. Pasó cinco años en prisión, donde continuó realizando milagros de curación antes de fallecer.

San Roque es ampliamente venerado como protector contra la peste y otras enfermedades contagiosas. Su figura representa la misericordia divina en nuestras vidas, recordándonos que incluso en los momentos más oscuros, Dios está presente y trabajando a través de nosotros.

La festividad de San Roque se celebra cada 16 de Agosto, en honor a la fecha de su muerte. El símbolo más emblemático de San Roque es el perro que le llevaba pan durante su enfermedad. Este mismo perro aparece frecuentemente en las imágenes y estatuas de San Roque, representando el amor incondicional y la misericordia divina que el santo personificó en su vida.

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