La escuela 415 Martin Jacobo Thompson cumplió 119 años
MÁS DE UN SIGLO PROTAGONISTAS DE MOMENTOS INOLVIDABLES
Jueves, 3 de julio de 2025
Este miércoles la comunidad educativa de la escuela 415 Martin Jacobo Thompson se reunió con gran alegría y orgullo para celebrar un momento especial en la historia de la institución. Hace 119 años, un sueño comenzó a tomar forma en los corazones de quienes creían en la educación como la piedra angular del progreso y la transformación. Desde entonces, hemos sido testigos de innumerables historias de esfuerzo, aprendizaje y crecimiento, que han dejado una marca indeleble en nuestra comunidad.
El salón de acto de la escuela fue el lugar para la celebración, con presencia del vice intendente Rolando Riveros, la titular de la comisaría local, personal de Prefectura, jefe de vialidad provincial Ricardo Pruya, directivos y docentes de establecimientos del medio, alumnos y públicos en general.
El tutor y ex alumno de la escuela Walter Almirón tuvo a su cargo las palabras alusivas, luego lo hizo la directora Sandra Billordo, quien luego invitó a la docente Dolores que dirija un mensaje, virtud que recientemente ha obtenido el beneficio de su jubilación.
Palabras de Walter Almirón
119 Años de Historia y Corazones
¡Buenas tardes a todos! Autoridades presentes, directora, vicedirector, docentes, ex docentes, personal, padres, alumnos, y por supuesto, queridos ex alumnos. Es un honor inmenso estar hoy aquí, en este lugar que, para muchos de nosotros, sigue siendo sinónimo de hogar. Celebrar los 119 años de nuestra querida escuela no es solo conmemorar un número, es celebrar una historia viva, una tradición de excelencia y, sobre todo, una comunidad que ha forjado incontables vidas.
Recuerdo, como si fuera ayer, mis primeros días en estos pasillos Recuerdo como si fuera ayer el día en que crucé por primera vez este umbral, con la mochila más grande que yo, cargada de ilusiones y, por qué no, de un poco de intriga.
Aquí, entre estas paredes que han sido testigos de tantas risas, aprendizajes y alguna que otra travesura, forjamos los cimientos de lo que hoy somos. ¿Quién no recuerda la emoción del primer dictado, la alegría de las obras de teatro, o la impaciencia por tocar el timbre de la salida? Cada rincón de esta escuela guarda una historia, un recuerdo, una lección.
La mezcla de nerviosismo y emoción, la promesa de nuevos amigos y, por supuesto, el desafío de cada nueva materia. Y aunque los pupitres hayan cambiado, los pizarrones quizás sean interactivos y la tecnología ocupe un lugar central, la esencia de esta institución permanece inalterable. Esa vocación por educar, por inspirar, por moldear no solo mentes brillantes sino también ciudadanos comprometidos.
Esta escuela no solo nos brindó conocimientos; nos enseñó a pensar críticamente, a colaborar, a superar desafíos y, quizás lo más importante, a creer en nosotros mismos. Aquí aprendimos el valor del esfuerzo, la importancia de la perseverancia y la alegría de los pequeños y grandes triunfos. Las horas en el aula, los recreos bulliciosos, los partidos en el patio, los ensayos para los actos escolares… cada uno de esos momentos se convirtió en un ladrillo más en la construcción de quienes somos hoy.
Un Legado que perdura
En este día tan especial, es inevitable que nuestros pensamientos se dirijan también a aquellos que formaron parte de esta gran familia y que hoy ya no están físicamente con nosotros. Recordamos con cariño a los docentes que dejaron una huella imborrable en nuestros corazones y mentes; a esos maestros y maestras que, con su sabiduría y paciencia, encendieron en nosotros la chispa del conocimiento y la curiosidad. Sus enseñanzas siguen resonando en cada aula, en cada consejo, en cada valor que hoy defendemos.
Y también, con un profundo sentimiento de afecto, honramos la memoria de los ex alumnos que compartieron estos pasillos y sueños, que rieron, aprendieron y crecieron junto a nosotros. Ellos son parte esencial de la historia de esta escuela, de sus recuerdos y sus triunfos. Su espíritu vive en las paredes de este edificio y en cada historia que compartimos. Sus contribuciones, grandes o pequeñas, tejieron la rica trama de lo que hoy somos.
Miro a los alumnos actuales y veo en sus ojos la misma chispa de curiosidad que nos impulsó a nosotros. Les digo: aprovechen cada oportunidad que esta escuela les ofrece. Empápense de conocimiento, hagan preguntas, participen, equivóquense y vuelvan a intentarlo. Las amistades que forjarán aquí serán pilares en su vida, y las lecciones que aprenderán, tanto académicas como de vida, los acompañarán siempre.
A los docentes, mi más sincero agradecimiento. Ustedes son los verdaderos artífices de este legado. Su pasión, dedicación y paciencia son el motor que impulsa a cada generación. Son guías, mentores y, en muchos casos, figuras fundamentales en nuestras vidas.
Y a esta querida escuela, en sus 119 años, solo me queda decir: ¡gracias! Gracias por ser el crisol donde se forjaron sueños, donde se cultivó el conocimiento y donde se construyeron los cimientos de nuestro futuro. Que su llama siga ardiendo con la misma fuerza y que continúe siendo un faro de educación y valores por muchos años más.
¡Feliz aniversario querida escuela 415!
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