Romero hizo una pequeña reseña sobre esta tradicional costumbre del primero de agosto, diciendo que al parecer se remonta, a los indios guaraníes, que ya habrían reconocido las capacidades medicinales de la ruda macho. Esta planta se utiliza internamente con éxito contra los parásitos y determinados malestares gastrointestinales, usada exteriormente, aseguran que sirve para calmar el ardor e irritación de picaduras de bichos y alimañas.

Las virtudes de la caña con ruda trascienden el exorcismo de las enfermedades, para transformarse en un rito de propiciación, y en una vacuna contra el mal de ojo y la mala suerte para todo el año.

Hay quienes aseguran que basta beber tres cucharaditas en ayunas, tres o siete pequeños sorbos, o un buen vasito para degustar con paciencia o engullirse de un puro saque.