Los padres de la convertibilidad ya chocaron el auto de la calesita y ahora con Milei intentan dar soporte técnico a la fase superior a la dolarización, que consiste en un corsé o jaula dorada donde encerrarán a todos los argentinos y tirarán la llave al río creando así un camino sin retorno.

Los economistas neoliberales Domingo Cavallo, Roque Fernández y Carlos Rodríguez, padres de la convertibilidad en Argentina que ya fracasaron en la década del 90 con Menem, son los que provocaron la fatídica crisis del 2001, el default (con una sobrevida de varios años financiada por el FMI) permitieron la emisión de cuasi monedas en Argentina que significó una emisión encubierta, una forma de financiar la distorsión que generó la convertibilidad que el último año de esa época se comió una fuga de reservas de 3.000.000.000 de dólares.

 

 

Evaporado el blindaje y el canje de julio de 2001 que duplicó la deuda en dólares a los empresarios, se alimentó con desempleo y subsidios a los trabajadores extranjeros y terminó con el "corralito corralón".

Estos economistas del fracaso vienen hoy en día a ofrecernos la dolarización, a darle "soporte técnico" a este fenómeno que ofrecen como nuevo, pero es una receta vieja y fracasada en auge por la falta de confianza en los partidos tradicionales.

La economía argentina tiene que generar una respuesta inteligente, debemos tener un plan estratégico, no podemos pasar de una intervención agobiante a la ley de la selva, del valor del más fuerte, a la mano invisible del mercado, porque una nación no es un punto de mercado porque estamos construyendo una sociedad y no enclaves tardíos de capitalismos para lo cual la propuesta debe ser integral.

El camino es profundizar es "la sociedad del conocimiento", pensar cómo nos abrimos al mundo sabiendo que el 80% del comercio internacional es administrado intrafirmas subsidiarias, con cartelización, etcétera. Sabiendo que apertura sí, pero no ciegas y a cualquier precio como impusieron en la convertibilidad. Debemos cambiar la matriz productiva, salir de una primarización, generar valor agregado y analizar las políticas no solo macroeconómicas (política fiscal, monetaria, arancelaria, financiera), sino analizar las políticas sectoriales, cuánto les cuesta al conjunto argentino, cuánto aportan al déficit y la emisión.

Tendremos que discutir en qué lapso de tiempo el sector se dinamiza y se vuelve competitivo. En general, de esto los políticos no hablan porque las corporaciones dan batalla, es por eso que sigue vigente lo que decía el doctor Raúl Alfonsín de crear un poder democrático que discipline las corporaciones, que siempre achican el espacio público y terminan deslegitimando la democracia.