Lunes, 20 Junio 2022 23:04

Orlando Maidana encabezó el acto por el Día de la Bandera

INTENDENTE DE LORETO

Lunes, 20 de junio de 2022

Al cumplirse el 202 aniversario de la muerte del Gral. Manuel Belgrano, el jefe de gobierno de Loreto encabezó el acto en conmemoración al Día de la Bandera, que se realizó en la plaza central Prof. Antonio María Aponte.

 

La ceremonia comenzó con el izamiento de la Bandera Nacional por parte de Maidana, el jefe de comisaría Mario Ramón Gauna y la Juez de Paz Analía Soledad Márquez.

 

Seguidamente la invocación religiosa lo realizó el párroco Presbítero Héctor Ramón Romero.


 

La ofrenda floral al busto del General San Martín a cargo de los alumnos del cuarto grado de las distintas escuelas primarias de la localidad que realizaron la promesa de lealtad, acompañado de sus docentes.

 

 

La directora de la Escuela N° 132 María Delicia Quiroz tomó la promesa de lealtad a la Bandera los alumnos de 4° grado de las escuelas 132 Ángel Bassi, 520 Leopoldo Eugeio Ubeda del paraje Itapaso y 671 del paraje Arroyo Balmaceda.

 

 

Palabras del director de la Escuela Especial Gustavo Vallejos

 

La celebración en las fechas patrias es una tradición arraigada en nuestra sociedad. Pero citar fechas y lugares que pueden encontrarse fácilmente en un libro de historia no parece la forma más adecuada de honrar la memoria de un hombre de la talla de don Manuel Belgrano, de quien nos legó el símbolo de nuestra nación, nuestra amada bandera.

Pensar los ideales, la pasión que impulsaron a este argentino a emprender su enorme obra por la patria, pensar qué cosa motivó a este hombre a erguirse frente al medio adverso en que le tocó actuar y emprender su camino de hacedor, de obrero constructor de una nación, parece más adecuado y más útil.

 



Podría haberse replegado ante el primer enfrentamiento, podría haberse encerrado en el conformismo de la época. Limitarse a vivir de acuerdo con la estructura entonces imperante. De haber hecho eso, su existencia no habría sido nada desdichada, pues su posición social era privilegiada. Sin embargo, fue el que debía ser. Un hombre original. Un innovador. Un benefactor de la sociedad. Era un ilustrado intelectual del siglo XVIII, un auténtico pionero en todos los campos.

Pensemos en el contexto en el cual tuvo lugar el accionar de Belgrano: Un país que luchaba por su independencia, en lo externo la amenaza de un poderoso imperio que recuperaba sus fuerzas, en una Europa donde los ideales de la revolución francesa estaban siendo cuestionados; y en lo interno, la ignorancia, el espíritu sectario, todo parecía condenar al fracaso todo sueño de nación.

 



Belgrano, hombre de leyes, se vio obligado a aceptar un rol más en beneficio de la patria: Se vio obligado a tomar la espada como militar, como general de las guerras de la independencia. Vencedor de de los Realistas en Tucumán y Salta, por lo que fue llamado Libertador del Norte, fue generoso y humilde en la victoria. Y fue valiente y esforzado soldado en las tristes jornadas de Vilcapugio y Ayohuma, que no desanimarían su espíritu de lucha y su constancia tras un ideal.

Si hay que hablar de Manuel Belgrano hay que hablar de esfuerzo, de generosidad y amor por la educación, de modestia, de honestidad, de sincera defensa de la libertad: de la libertad civil, de la libertad política y de la libertad de expresión... y de los derechos del hombre.

Hoy nuestro país se debate en otra crisis, en gran medida comparable con aquella que existió en los albores de nuestra patria. Hay muchas incertidumbres, nada parece claro. Negros nubarrones por delante parecen invitar al desaliento o a bajar los brazos. Ante esto vale una reflexión:

Es el momento de “Argentinos: ¡A las cosas!” como nos decía Ortega y Gasset. El también nos invita a seguir el camino trazado por Belgrano:

 



Es una invitación a asumir nuestras propias responsabilidades. Es una llamada a hacer del mejor modo posible lo que tenemos entre manos. No importa que nuestras tareas sean aparentemente pequeñas: son las que nos tocan, las que nos corresponden, y a través de ellas nos preparamos mejor para las más grandes que puedan sobrevenirnos.

Uno de los problemas de nuestra sociedad, de la sociedad argentina, es que ha perdido el carácter. A muchos les parece fuera de lugar, o fuera de tiempo, el hablar de las virtudes personales, de las virtudes nacionales, de esas cosas que alguna vez hubo y que hicieron que fuéramos lo que alguna vez fuimos: una nación grande y fuerte.

 

Hoy parece que nadie quiere oír hablar de cosas tan necesarias como son la capacidad para el sacrificio, para el trabajo constante y responsable. Cosas que aquí y en cualquier lugar del mundo, en nuestra época y en siglos pasados también, fueron el secreto para lograr cualquier mejora personal o comunitaria. Se cree que por un acto de voluntad, o peor aún, por la mera expresión del deseo y por la transferencia a otros de la culpa, se pueden lograr las cosas.

 

Maestras de cermonia Teresa Cecila Cardozo y Soledad Segovia


 

Por eso hoy, en este día de nuestra Bandera Nacional, los invito a levantar juntos la bandera del trabajo, del esfuerzo, del entendimiento a través del diálogo, sin esperar ningún tipo de aplausos ni reconocimiento; hagámoslo por el solo hecho de aportar lo mejor de nosotros al engrandecimiento de nuestro país, de nuestra Provincia y de nuestro querido Loreto.

 

 

El mundo cambia, sin duda; pero algunos principios, algunos valores, tienen vigencia eterna

Pienso que hoy, contemplándolo con la objetividad que nos da la distancia en el tiempo la presencia del ejemplar Don Manuel Belgrano se agiganta contra el horizonte; y cobra una asombrosa actualidad; y desde el fondo de la Historia nos invita una vez más a abocarnos a la construcción de la patria grande, la soñada por él, por San Martín, por Sarmiento, por Moreno.

 

 

 

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