Este mismo fenómeno lo sufrió la ciudad de Ituzaingó, cuando el viernes 1/9/23 cayeron alrededor de 300mm en espacio de 3 horas, continuando el sábado 2 y domingo 3, elevando la cifra a un promedio de 500mm en tres días. La anegación de los barrios de la ciudad fue impresionante, causó estragos, y por si fuera poco las lluvias torrenciales continuaron durante todo el mes de septiembre, octubre y noviembre inclusive.

La situación de inundación de los barrios cuando llovía copiosamente fue motivo de estudio por las diferentes administraciones, aunque nunca se encararon las obras necesarias para que esto no ocurriera. La expansión de la ciudad, con rellenos de terrenos y ocupación de áreas anegables, exacerbó la situación, dejando expuesta a gran parte de la población a los efectos de las inundaciones.

Como dato explicativo bien vale mencionar que, con el río Paraná a un lado y el terraplén de la ruta nacional 12 actuando como dique al otro, la ciudad presenta una dinámica particular. Este terraplén se ha convertido en una suerte de trampa ya que, acumula una considerable masa de agua de los esteros que discurren por las antiguas alcantarillas de la ruta, ingresan a la ciudad, no encuentran un desagüe natural, y cuando llueve torrencialmente se genera la consiguiente inundación de gran parte de los barrios.

Había que tomar una decisión que traería consecuencias. El Intendente Juan Pablo Valdés junto a su equipo de gestión, con el apoyo del Gobierno de la Provincia, decidió encarar una obra de enormes proporciones, con una inversión millonaria, tan necesaria como dificultosa en su ejecución. Se cerró la avenida Centenario, se debió romper el asfalto, comenzó la obra y esto trajo aparejado consigo una serie de inconvenientes, modificación de las líneas de acceso a la ciudad, lo que dificultó de manera decidida el tráfico vehicular, el acceso de colectivos de larga distancia, anegamiento de barrios adyacentes y a esto se sumó las lluvias permanentes que atrasaron de manera decidida la ejecución de la obra.

Sin embargo con las obras de excavación del lugar, ampliando la dimensión del zanjón para facilitar el drenaje, el inmenso volumen de agua comenzó a descargar rápidamente hacia el río Paraná a través del conocido Zanjón Loreto, y no se produjeron evacuaciones, ni hubo casas anegadas. Esto deja como primera conclusión que, si bien la obra del puente presenta demora en su construcción respecto al tiempo previsto originalmente, con los consabidos inconvenientes, a lo cual se suma los legítimos reclamos de la ciudadanía, esta era una obra imperiosamente necesaria que con el correr del tiempo seguramente será valorada en su justa dimensión.

Obras complementarias

Desde la Secretaría de obras públicas brindaron información respecto de las obras complementarias, muy necesarias también en otros sectores de la ciudad que presentaban constante anegamiento, como la colación de tubos de 2 metros de diametros en avenida Santa Fe, una obra que hoy no se viviliza pero de gran dimensión e inversión, que además permitió que ya se concretara la pavimentación de la mencionada arteria, con una extensión que en su parte inicial ya cubrió 1200 metros. A su vez también se concretaron obras en los distintos barrios, para conectar los desagües y que puedan escurrir todos directamente hacía el Zanjón Loreto, colocando tubos de amplias dimensiones, realizando los cordones cunetas, obras éstas que todavía están también en plena ejecución.

Por otra parte destacaron también que el acceso a Ituzaingó, desde ruta 12, la avenida Centenario hasta su conexión con la avenida 9 de julio contará con una doble calzada.
Desde el municipio estiman que a partir de esta obra la ciudad estará preparada para enfrentar las inclemencias climáticas en un entorno cada vez más impredecible, garantizando no solo la seguridad en calles y avenidas, sino también una mejor comunicación y el desarrollo de diversos sectores, pero principalmente preparada para enfrentar las lluvias torrenciales sin que se produzcan inundaciones en la barrios de la ciudad.