En este día de memoria y compromiso, nos convoca la llama viva de la historia que arde en cada argentino: el 9 de julio de 1816, día que nuestra patria alzó la voz definitiva de libertad ante el mundo, con esta introducción comenzó la ceremonia.

Luego del izamiento del pabellón en la plaza central, continuó las actividades en el salón de acto del colegio, luego de la entonación del himno Nacional argentino, el párroco Antonio Cardozo, tuvo a su cargo la invocación religiosa.

La directora del Centro de Promoción de Derechos, Niñez y Familia N° 22 Pago redondo Célida Noemí Voulquin de Gutiérrez dirigió la palabra.

La declaración de la independencia el 9 de julio de 1816 fue un gesto de esperanza, una promesa de libertad y un compromiso con la construcción de una nación justa, soberana, y democrática.

La revolución ocurrida en 1810 provoco un cambio fundamental, rápido y a menudo irreversible en el orden establecido, implico un cambio radical del gobierno, pero así también en los aspectos económicos, social y los valores culturales.

Hoy conmemorar un nuevo aniversario de la declaración de la independencia es volver a la casa histórica donde se gestó el nacimiento de nuestra nación, esa jornada no fue un simple papel firmado, fue la culminación de años de luchas de sangre derramada en campos de batalla de sueños de libertad forjados en el corazón de cada patriota, fue una conquista de San Martin cruzando los andes, con las estrategias de Belgrano en Salta y Tucumán con el ímpetu de Güemes defendiendo nuestra frontera.

Dos siglos después nuestra patria Argentina, sigue siendo un territorio joven, con mucha potencialidad, para desarrollarse y crecer, para dar oportunidades de salud, educación, justicia, prosperidad a los habitantes, pero ahora como entonces hace falta dejar de lado la mezquindad, el egoísmo, fanatismo, que impiden el dialogo y acuerdos racionales en pos de acciones, que impliquen sacrificios consecuentes beneficios para la mayoría y no únicamente para fracciones.

Por eso como ciudadanos comprometidos ejerzamos como un privilegio el poder elegir por medio de nuestro voto a quienes queremos al frente de los destinos de nuestro querido suelo que se ha forjado con el sacrificio y la entrega incondicional desinteresada de nuestros grandes héroes con visión y coraje comprendieron que la verdadera grandeza de una nación, es medida con autodeterminación, con capacidad de construir el futuro de cada ciudadano que habita en el suelo Argentino.

Hoy miramos hacia atrás con orgullo y gratitud a esos hombres y mujeres visionarios, pero así también con responsabilidad de mantener viva esa llama de la independencia trabajando juntos, superando diferencias, para consolidar la nación que tanto lo soñaron.

Que este día nos sirva para recordar, que el respeto por nuestra patria es innegociable, que el espíritu de 1816 sigue latente en cada uno de nosotros con orgullo de pertenecer a esta gran Nación.

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