El público que se dio cita para presenciar los carnavales sanmigueleños quedó impresionado y admirado por lo extraordinario del espectáculo: Ará Porá, Juventud Porá, Irupé y Taragui brindaron brillo, color, ritmo y calidad, como todos los años, porque San Miguel es un pueblo musiquero, bailantero y artesano, que lleva realmente en la sangre la tradición del carnaval que se trasmite de generación en generación hace 51 años.

La calidad de los carnavales se fundamenta en los valores esenciales que posee los sanmigueleños, tienen excelentes músicos, cantantes y bailarines, atributos indispensables para mantener y mejorar cada vez más el carnaval, desarrollan y ejercitan el talento, con el ingenio de querer superar al otro, por eso existe la competencia entre Irupé y Taraguí, Ará Porá y Juventud Porá, no solamente en las comparsas sino también en las tribunas. Cada vez que una comparsa iniciaba su desfile, el cielo se iluminaba por los fuegos artificiales. 

El cierre de comparsas estuvo a cargo de Irupé, fue una verdadera fiesta, nuevamente la comparsa de la flor en el cierre presentó su murga con su reina “Eusencia Primera”. Todas las comparsas y carrozas se lucieron, recibiendo el aplauso y cariño del público, que se comportó de manera correcta, durante las 4 jornadas no hubo inconvenientes, los Comisarios de corso, la Policía y Agente de Transito trabajaron sin inconvenientes. Destacada tarea del personal de hospital y de José Luis Rodríguez locutor de los corsos sanmigueleños 2016.