Para avanzar en la sanción de la Ordenanza, los Concejales consideraron que es necesario reglamentar adecuadamente la actividad comercial determinando acciones de control, intervención y verificación de las mercaderías o materias primas, envasadas o no, y que serán destinadas a la comercialización.

Los ediles entendieron que es deber del Municipio “garantizar” a los vecinos los derechos de protección como consumidores y usuarios de bienes y servicios, en su salud, seguridad e intereses económicos; así como el derecho a obtener de quienes produzcan, elaboren, comercialicen o expendan vegetales o alimentos para consumo humano o de animales, “información que les permita conocer si estos han sido producidos o elaborados con materias primas naturales o modificados y toda otra característica y/o tecnología utilizada”.

Para tal fin, el Concejo Deliberante dicta las normas higiénicas, sanitarias y bromatológicas, para la elaboración, comercialización, circulación y transporte de alimentos, disponiendo asimismo, la prohibición de toda acción que atente contra la calidad de estos y de sus componentes.