Acompañaron el mismo, los siguientes miembros de la cámara: Ingrid Jetter, Estela Regidor, Atilio Benedetti, Fabio Quetglas, Facundo Suárez Lastra, Pablo Torello, Alicia Fregonese, Sofía Brambilla y Ricardo Buryaile.

El avance de la pandemia del COVID-19 agravó las distorsiones e ineficiencias en el mercado de los cueros, afectando directamente a la industria frigorífica. A “La acumulación de cueros crudos o salados sin procesar que se evidencia en todos los frigoríficos del país, genera problemas de almacenamiento, y perjudica el medio ambiente.

También, erosiona el resultado económico de las plantas de faena y consecuentemente, la provisión de carne en nuestro país en cuanto a volúmenes y precio”, declaró el diputado.

Según el diputado de la Nación, confluyen tres circunstancias que generan la sobreoferta de estos productos.
En primer lugar, la paralización de la actividad económica por la cuarentena obligatoria interrumpió la demanda de cuero sin procesar por parte de las curtiembres.

En segundo lugar, la capacidad de procesamiento de la industria curtidora de nuestro mercado interno, no es suficiente para procesar la oferta nacional de cueros crudos, salados y Wet blue.

A esto último se agrega que a través del Art. 4° de la Resolución 537/92, el entonces Ministerio de Economía y Obras y Servicios Públicos dispuso un derecho de exportación adicional a los cueros antes señalados, a partir de un arancel del 15 %, que además se estima sobre una base imponible calculada sobre el precio del cuero salado de novillo marcado (Butt Branded Steer) en el mercado de Chicago (tres veces más que el valor FOB de un cuero argentino). Y en el caso del Wet blue con un adicional de U$s 16 sobre dicha base.

“El gravamen adicional hace inviable la exportación de esta mercadería, y su suspensión en esta coyuntura, aliviaría esta compleja situación”, agregó el legislador.

Por otra parte, en los considerandos (segundo y tercero) de la Resolución 537/92 se consignó: “Que esta escasez de materia prima (cuero crudo) es especialmente aguda en la República Argentina como consecuencia de la dramática disminución de la faena bovina.

Que esta reducción de la matanza se debe en gran parte a la pérdida de los mercados tradicionales de nuestras carnes resultado del proteccionismo, las restricciones a la importación y los subsidios a la producción y a la exportación vigentes en el comercio internacional”.

“Ninguno de esos dos fundamentos responde a la realidad actual, ya que la faena de 13.8 millones de cabezas en el año 2019 fue la más elevada desde el 2009 cuando la histórica liquidación de Stock en nuestro país. Además, cabe mencionar en otro orden de cosas, que hace 28 años cuando se emitió la mencionada resolución, operaban en el país más de 100 curtiembres. Sin embargo, hoy no son más de 10”, afirmó el diputado Vara.