Jueves, 16 Julio 2020 11:26

La curación que todos esperamos

OBRA DEL MUSEO DE BELLAS ARTES

Jueves, 16 de julio de 2020

Esta obra de Raúl Conti, “La Curación”, obra del año 1977 y que forma parte del patrimonio del Museo de Bellas Artes “Dr. Juan R. Vidal” gracias a la donación de su autor, nos presenta en este tiempo tan especial de pandemia una visión antropológica desde la magia ancestral del ser humano para combatir todo mal.

 

Magia, creencias o fe en la sanación a través de algún intermediario han perdurado desde tiempos inmemoriales continuando hasta nuestros días y oficiando para muchas personas alternativas a los males que aquejan al cuerpo y al espíritu.

También las religiones han sido cruzadas con el pensamiento mágico confrontando el dogma con rituales paganos. Un papel preponderante juega el pensamiento y la sugestión que el curandero ejerce sobre el paciente. La palabra es la vía por excelencia en el ritual y su poder puede arrojar resultados asombrosos para la ciencia.

Amuletos, conjuros, plantas medicinales y otros objetos forman parte de una gran escenografía que es desplegada con fuertes ademanes y también con determinados sonidos. En la obra de Conti propiamente dicha analizamos en su estructura plástica sus componentes simbólicos materializados en un personaje central que sostiene un búho y a su izquierda otro con un instrumento musical en sus manos. Completan el cuadro un gran estandarte con otra figura de ave, plantas y un caldero con alguna poción mágica.

La geometrización y síntesis esquemáticas nos remiten a figuras del arte precolombino, la línea omnipresente delinea los perfiles La obra se resuelve en un simple pero efectivo cromatismo con tonos celestes y tierras.

Bernaldo Césasreo de Quirós, “El Embrujador”, óleo sobre tela. Colección Museo Nacional de Buenos Aires

Traemos, a modo de comparación en lo temático, una obra de Cesáreo Bernaldo de Quirós “El embrujador”, un óleo sobre tela del año 1919. Artista costumbrista que plasmó en esta obra, la cual forma parte de la serie “Los gauchos”, a un personaje con una fuerte mirada y oscuros poderes presto a utilizar brebajes y, también aquí como en la obra de Conti, a un ave un gallo de riña.

El fuerte arraigo del curandero como chaman o sacerdote poseedor de invisibles poderes capaces de conjurar males o enfermedades lo plasma aquí magistralmente Quirós en otro estilo plástico, pero igualmente con el mismo mensaje visual de que la curación a través de medios de un magnetismo mágico subyugante inducirá a quien lo invoque a restablecer la salud o resolver otras cuestiones.

El momento actual que vive la humanidad urge en la búsqueda de la tan ansiada curación de la pandemia y la historia más que nunca nos recuerda pestes y epidemias pasadas y cómo el hombre, esta vez sujeto al rigor de la ciencia ha logrado el descubrimiento de vacunas que han vencido a tantos males.

La medicina en esa infatigable búsqueda quizás también es el eco de la voluntad y deseo de curanderos que desde diversas culturas y geografías invocaron a dioses y ancestros y se valieron de la sabiduría heredada a combatir los males y llevar esperanza a una comunidad, hoy una humanidad dolida que ruega y espera una cura.

Autor de análisis de la obra: Lic. Luis Bogado

Sobre el artista

Raúl Conti nació en Morteros, Provincia de Córdoba en 1931 y se convirtió en ciudadano estadounidense en 1997. Las obras, pinturas y esculturas de Conti dicen mucho a través de símbolos universales para el hombre. Aunque a menudo emplea elementos precolombinos, estas obras tienen una perspectiva protohistórica común a toda la raza.

Comenzando en su adolescencia, bajo la tutela de Alfredo Lazzari y Juan Grela, Conti estudió en toda América Latina y Europa. Sus intereses se han centrado durante mucho tiempo en la resolución de composiciones plásticas a través de la austeridad de una paleta basada en tonos tierra.

Más tarde, buscó la luminosidad de las formas a través del contraste de colores complementarios utilizando tintes saturados. Combina los tintes saturados con sus grises de colores complementarios que han evolucionado en sus obras. Está comprometido con los mundos aparentemente contradictorios de significado y emoción, expresando impulsos básicos que atraen a una facultad distante. Los viajes de Conti y sus numerosas exposiciones por América Latina le permitieron explorar el tema simbólico del arte precolombino.

Como señaló Héctor Cartier "yendo más allá de eso, Conti percibe que el arte moderno, después de siglos de visualización ilusoria, ha penetrado (permitiendo una oportunidad para un encuentro más significativo con esas raíces vitales) en el núcleo de las imágenes arcaicas: las imágenes generalmente nacen de una imagen - mundo evocador impregnado de impulsos míticos y sagrados”. Su vida y su trabajo se han dividido entre sus estudios en Hell’s Kitchen, Nueva York desde 1977 y Buenos Aires, Argentina. Un artista prolífico a los 89 años.(The Olsson Arte Collection).

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