La ceremonia se realizó desde las 18, en el Salón de Actos del Colegio del Salvador (Bs. As.). El reconocimiento fue entregado por la doctora Paola Conti, Representante Legal de las instituciones antes mencionadas, y por el contador Francisco Fernández, Administrador General de éstas.

La estatuilla fue entregada a Elisa Domínguez por Resolución del Consudec, “en reconocimiento y gratitud por su trayectoria y vocación educativa al servicio de la Educación Católica”.

Se trata de la 38º edición de esta celebración que tuvo lugar bajo el lema “Yo he venido para que tengan Vida y la tengan en abundancia”. Elisa Ángela Domínguez fue postulada para la mención por las autoridades de la Comunidad Educativa que fundó y por el Arzobispo de Corrientes, Andrés Stanovik, en virtud de su impulso educador enarbolando la bandera de la iglesia.

También la acompañaron otras autoridades de los establecimientos que fundó y familiares.

La distinción, coincidentemente, tuvo lugar en el marco de celebraciones programadas por el 40º Aniversario del Instituto Roubineau, cuyos festejos centrales se realizarán el martes 23 de septiembre.

Elisa, una soñadora

El 16 de febrero de 1937, en Villa Ballester, nació Elisa Ángeles Domínguez Harfuch. Tiene actualmente 77 años, vive con su familia en la ciudad de San Lorenzo, provincia de Santa Fe.

Elisa A. Domínguez dejó su rastro en la vida de cada una de las personas que integraron o integran esta gran Comunidad Educativa, no solo por haber sido su creadora, sino por tratarse de un ser intenso, progresista, que con su ímpetu arrasador todo lo moviliza.

De una profunda fe cristiana, Elisa es dueña de un espíritu incansable, bravo, que nunca se detuvo en la búsqueda de la formación integral de los niños y los jóvenes para que se conviertan luego en hombres de fortaleza espiritual e intelectual; responsables y comprometidos con el bien social. Esa fue su meta y con sobrados méritos, la alcanzó.

Destinó su vida a conducir las almas de sus estudiantes por el sendero de la virtud a través de la oración y la práctica de la piedad, sin descuidar la formación curricular, con ideas innovadoras que sobrepasaban los límites de lo convencional para apostar siempre a más, a una educación íntegra y de calidad.

En Capital Federal, en el año 1966, Elisa Domínguez dirigió un centro catequístico en una villa miseria, por calle Córdoba, frente a la Facultad de Medicina, así como el centro catequístico de la Parroquia Nuestra Señora del Líbano, en Villa Linch.

Ese mismo año, en Villa Linch, fundó el Colegio Nuestra Señora del Líbano, que hoy funciona como primaria y secundario. Al poco tiempo, inauguró el Colegio Santa María del Camino, en Capital Federal.

En febrero de 1967 regresó a Corrientes, donde había pasado su infancia. Con la ayuda de Monseñor Ramón Roubineau, fundó ese año el jardín de Infantes El Patito Feo. Al año siguiente, para dar continuidad a los chicos que terminaban el ciclo inicial, fundó el Colegio Del Sagrado Corazón, y cinco años más tarde, en 1974, cuando la primera promoción terminaba, inauguró el Instituto Monseñor Roubineau, donde los “patitos” podrían continuar con la formación en el nivel secundario.  Así dio vida a la que hoy es la Comunidad Educativa más grande del Arzobispado de Corrientes con más de 2.300 alumnos en los tres niveles.

Con el lanzamiento de la escuela primaria, en 1968, fundó un centro catequístico en la Parroquia del Sagrado Corazón, lugar desde el que se creó el jardín y luego el Colegio. El 12 de junio de 1976 fundó una escuela para padres, destinada a los tutores y responsables de los chicos que asistían al establecimiento.