Nombre y Apellido: Simeón Ayala

Fecha de Nacimiento: 30/05/1966 ( 52 años de edad)

Apodo: BUCHE

Ocupación: Operario en la DEPEC, Músico

Posición de juego: Marcador de punta

Noche de clima muy agradable en nuestra querida Santa Rosa, me comunico vía telefónica con mi próximo entrevistado, a quien tengo el agrado de tener como vecino, para consultarle si podía contarme un poco de su historia, muy amablemente, como es su costumbre, me dice que sí y me dirijo a su domicilio. Al llegar me recibe en el living de su hogar y mate de por medio, iniciamos nuestra charla.

Martin Raimundi (MR) ¿Cómo fueron tus inicios en el deporte?

Buche (B) Yo nací en Tabay, y desde muy chico me apasionó el futbol. Cuando conocí por primera vez una pelota, me agarrño un entusiasmo tan grande que quería jugar siempre. Me acuerdo que era un día de lluvia, y en aquella época las pelotas de cuero, no tenían el recubrimiento que tienen ahora, que permiten que el agua no penetre. Antes si la pelota se mojaba, absorbía el agua e iba adquiriendo cada vez más peso. Un hermano mío, había viajado a Buenos Aires y trae una pelota de esas y ese día estábamos locos por jugar, pero llovía y mi mamá nos vigilaba para que no salgamos a mojarnos, hasta que en un momento deja de llover y salimos corriendo, yo tenía la pelota en mis manos y de la alegría le pego un patadon para arriba, y me quedo parado esperando que caiga sobre mi cabeza, era tal peso que tenía, que me tiro al suelo prácticamente desmayado y así empecé.

MR: ¿Y después? ¿Cómo continuó tu vida ligada al futbol?

B: Después, cuando yo tenía 11 años, nos vamos a vivir a Corrientes capital con mi madre y ahí era otra cosa, ya me hice de compinches, y jugábamos en los barrios, pero más que nada la idea era juntarnos a disfrutar, no era tanto por competir, yo siempre busqué jugar para divertirme, hacer amigos, más que para competir, eso se fue dando en simultaneo prácticamente, pero no era mi finalidad y de hecho, es lo que sigo haciendo hasta hoy. Fui creciendo y ya tenía responsabilidades de trabajo y el tiempo era menos, así que nos juntábamos los fines de semana a jugar en el hogar escuela y después en el Ex Aero club, que había varias canchas, y había una destinada a nosotros los del interior, siempre me relacioné con la muchachada de otros pueblos, había de San Luis del Palmar, de Goya, de todas partes.

MR: ¿Y al venir para Santa Rosa?

B: En el año 1987, mi hermano que ya trabajaba acá en la DEPEC, me trae y tengo que salir del ala de mi mamá y fue bastante duro, porque a pesar de ya tener 18 años, nunca me había separado de mi madre y bueno venir acá y hacerme de gente conocida para arrancar una nueva etapa, y por su puesto enseguida me fui arrimando por la gente que jugaba al futbol, me iba a la cancha que estaba detrás de la iglesia, después donde actualmente se encuentra la distribuidora de pollos, también había una cancha y ahí ganamos un campeonato con un equipo que tradicionalmente se llamaba “Caaguy Poí”, que significa “Monte Fino”, haciendo referencia a que en esa zona, la zona del barrio La Merced, antes de cualquier forestal, había un monte natural, y por eso se pusieron así. Pero cuando nos inscribimos en ese campeonato, nos anotamos como “Avance Futbol Club” y así arranque acá con el futbol, y las amistades, que aún perduran en el tiempo, en esa época el presidente y director técnico era “Licho” Domínguez, y conmigo jugaba por ejemplo que recuerdo bien, el que actualmente es el entrenador de “La Merced”, “Cachero” Balbate, que siempre fue un apasionado del futbol y un señor dentro de la cancha

MR: Conversando con Don Jorge Azar, donde me contó su historia ligada a “Los Pitufos”, te nombró en sus relatos, ¿Qué podes contarme de tu participación con ese legendario equipo?

B: Bueno, al año siguiente de ese campeonato con Avance, se desintegra un poco el equipo y ahí nace Pitufos, donde yo me entrevere también. Jugamos el campeonato y no teníamos ni camisetas, tal es así que nos prestan un juego que era de Avance y ese primer año se le gana la final a “Central” que era el mejor equipo del momento y siempre ganaban todo, y fue una revolución. En Los Pitufos jugábamos Fabián Reijers, “Tachuela” Blanco, que en realidad no jugaba porque era más chico, pero siempre estaba con nosotros, Jorge Moreyra, Gabriel Bolaño, “Chololo” Gonzalez que era un arqueraso, al igual que su hermano “Pingüino”, Celestino Domínguez, “Quetei”, “Lega” Monzón, que era nuestro aguatero, Francisco Ayala, Pilota, Javier Pérez, Baltazar Velozo, “Loro” Pérez y yo. Y en Central jugaban, Titon, Juaia, Gustavo Lator, Arrejin, un equipazo tenían.

MR: ¿Y después de Los Pitufos?

B: Después yo fundé el Club Deportivo Juvenil, donde era presidente y entrenador, era un grupo de guríses de la categoría Sub 16, entrenábamos todos los días, eran una luz, así por dos años los prepare, y cuando vi que estaban maduros y fuertes como para competir con los más grandes, inscribí el equipo en el campeonato. Físicamente, los pasábamos por arriba a todos, pero no podíamos ganar, porque futbolísticamente nos faltaba, jugábamos contra jugadores de experiencia y eso nos pesaba. A raíz de haber formado ese equipo de juveniles, me surgió la idea de llevar a probar jugadores a clubes grandes. Jorge Azar llevo un grupo a Córdoba y después de eso yo lleve un grupo a probar a Newell’s de Rosario, los llevamos a “Yaca” Gauto, Walter Ayala y Antonio Almirón. Andaban muy bien los tres y uno de ellos, Walter, tenía posibilidades de quedar y en la última practica de juego, se lesiona y creo yo que por eso no queda, pero fue una experiencia inolvidable. Hasta me acuerdo, que Lorena Rigoni, tenía un programa de televisión y vino a hacerme un reportaje antes de que viajemos

MR: ¿y “Los Toritos”?

B: Los Toritos llega ya en nuestra etapa de veteranos, los fundadores fueron Francisco “Chajá” Bordón, Toribio “Tori” Correa, Miguel Ángel Cardozo y Daniel “Kaita” Lagraña y yo me sumo después con el resto de la muchachada. Principalmente Los Toritos surgen, además de las ganas de jugar, por una cuestión social y de camaradería y a partir de nuestra movida, la gente de otras localidades como San Roque, Tabay, empezaron a organizarse de la misma manera. Gracias a Dios, a través de Los Toritos hicimos amistades de todas partes y conocimos muchos lugares. Tenemos equipos amigos de Buenos Aires, de Santa Fe y de todo el interior acá de Corrientes y bueno, también ganamos varios campeonatos ya.

MR: ¿Y el nombre de los Toritos, a que hace referencia?

B: Y mira, tiene un doble sentido el nombre, que queda a criterio de cada uno. Uno es haciendo referencia a un vino que lleva el mismo nombre y el otro ya te imaginaras (me mira sonriéndose) y viste que ese es un mito popular, que mientras los muchachos están jugando al futbol… el resto te lo dejo a tu criterio. Igual en algún caso más que un mito, es una realidad (comenta entre risas).

MR: A todos mis entrevistados, le hago la misma pregunta al finalizar nuestras charlas. Si bien, voy armando mi respuesta a través de los relatos y en este caso particular, viendo la pasión que tienen por el deporte tus hijos Iván (Buche í) y Betty, que es un claro reflejo de lo que han aprendido viéndote jugar, pero, con tus palabras, me gustaría saber ¿Qué significa el deporte en tu vida?

Para mí el deporte es la mejor manera de vincularse con las demás personas, lo que más conozco es el futbol porque es a lo que me dedique prácticamente toda mi vida, pero yo creo que el deporte es algo indispensable en la vida de las personas, así como la educación y el estudio, el deporte es fundamental en el desarrollo físico y social del ser humano. El chico que no utiliza su tiempo libre para realizar algún deporte, va a utilizar ese tiempo para hacer alguna otra cosa, que lamentablemente no va a ser más beneficioso que el deporte.

“Ñandú Buche”

Durante la conversación con mi entrevistado, se me ocurre preguntarle el origen de su apodo, a lo que él me comenta esta particular historia dentro de tantas anécdotas.

B: La historia de mi apodo es muy particular. Resulta que cuando llego a Santa Rosa, uno de mis primeros contactos fue “Cholo” Moreyra y nos hicimos compinches enseguida con él y otro muchacho; a la noche acá no había nada para hacer, entonces siempre nos íbamos a la plaza un rato a ver qué pasaba y después cada uno al rancho de nuevo. En el medio de la plaza había una hamburguesería, que en aquel momento era de Doña Patricia Arrejin y en la esquina de la plaza había una garita, donde siempre era nuestro lugar de parada por decirlo así. Resulta que una noche de aquellas, llega un camión y estaciona frente a la iglesia, baja el chofer, compra hamburguesas, se sube al camión prende la luz de la cabina y se sienta a comer. Y nosotros estábamos ahí observando y en un momento “Cholo” me dice mira como come ese cristiano y era tal la voracidad, que metía un bocado tras otro y nos matábamos de risa. Entonces le digo, “Mira ese parece un buche de Ñandú” y bueno nos fuimos con eso a nuestra casa. A partir de ahí, cada vez que me cruzaba con Cholo me decía “Que haces Ñandú Buche” y así, él me decía a mí y yo le repetía lo mismo y quedo como recordando aquello que habíamos visto esa noche. Y un día “Loro” Pérez le escucha a Cholo decirme así y se va a contarle a los muchachos, sabes como le dicen a este. Y ahí empezaron todos, Ñandú Buche y Ñandú Buche, hasta que después con el tiempo ya quedo Buche solo y de esa manera surgió mi apodo.

La verdad, es que dan ganas de que estas anécdotas nunca se terminen, pero ya es tarde y no quiero abusar de la buena predisposición de mi entrevistado y de su familia para recibirme en su hogar y como siempre digo, será hasta el próximo viernes, con más Historias del Deporte Santarroseño.