La perspectiva capitalista, considera que el sector privado es innovador, dinámico y competitivo, mientras que el Estado desempeña un rol más estático, interviniendo en el mercado tan solo para subsanar posibles fallos en el desarrollo de sus actividades.

Como Silicon Valley, donde el Estado ha actuado no solo como administrador y regulador del proceso creador de la riqueza, se ha dispuesto a asumir riesgos. De hecho la tecnología de iPhone y su inteligencia, se debe a la financiación e investigación tanto básica como aplicada por el Estado, esto no significa quitarle mérito a la genialidad de Steve Jobs y su equipo, que fueran cruciales para el éxito de Apple, pero ignorar el lado público de la historia impediria que nazcan las Apple del futuro (dice la autora).

Los países con una economía sólida o que aspiran a ello, deben generar competitividad sustentable y no artificial, deben tener al Estado como inversor de primera instancia en investigación, ampliando y facilitando la innovación, generando una simbiosis y no un falso dilema.

Frente a ese relato, la conclusión de "El Estado Emprendedor" es clara: el Estado lejos de ser un lastre para la innovación, es su principal motor, la los países que han desarrollado un sector público que ha asumido el papel de líder han conseguido crear las tecnologías que han revolucionado el mundo actual.

Ambas patas del sistema son claves, no excluyentes, el Estado inversor de primera instancia asume riesgos con fondos de la sociedad y secuencialmente las empresas reciben ese beneficio, y en segunda instancia continúan con el riesgo ya asumido, achicando incertidumbres.

La obra demuestra con ejemplos concretos, el porqué del progreso de las industrias informáticas, farmacéuticas y energéticas alternativas en los países de vanguardia, todo se explica por la gran inversión de agencias estatales.

Los conceptos son más que claros, los Estados no están solo para las crisis, fallas de mercado, sino para ser los inversores de primera instancia en investigación y desarrollo.

Los líderes mundiales y las empresas globales están debatiendo estas ideas aportadas por Mazzucato, porque el Estado de primera instancia inversor crea nuevos mercados y se anticipa y colocando a las sociedades que organiza en mejores condiciones que otras.